La respuesta puede parecer simple: muchos, seguramente, dirán: “Sí, el oído de los perros es más sensible que el de los humanos”. Sin embargo, esta interpretación es errónea y proviene de hechos como el uso de silbatos especiales para perros, de sonido indetectable para el ser humano No obstante, este sonido es inaudible para nosotros porque funcionan a otra frecuencia, no por la intensidad de sonido de éstos. De aquí procede el error: la confusión entre intensidad y frecuencia del sonido. Mientras que, por un lado, la frecuencia nos puede decir qué tan agudo o grave es un tono, la intensidad nos dice la potencia acústica.

Una persona con voz grave, por ejemplo, habla en una frecuencia de 80 a 100 Hz, mientras que una persona de voz aguda o “chillona”, puede alcanzar más de 700 Hz; en el caso de sopranos incluso llegan a los 1000 hercios o 1 khz. Por otro lado, por muy aguda o grave que sea una voz, ésta puede tener un volumen diferente. Las personas podemos escuchar frecuencias de entre 31 Hz y 19 Khz, mientras que los perros escuchan frecuencias de entre los 64 hz y 44 Khz. Si un sonido se encuentra por debajo de los niveles audibles del ser humano, se le conoce como sonido infrasónico (los elefantes, por ejemplo, son capaces de escuchar estos sonidos), mientras que a un sonido que supera nuestros niveles se le conoce como ultrasónico (los murciélagos escuchan estas frecuencias). ¿Qué pasa si en el ambiente hay sonidos que superen los niveles audibles? Absolutamente nada, todo el tiempo estamos rodeados de sonidos que superan las frecuencias audibles para el ser humano. Cuando los niveles de frecuencia se superan, simplemente dejamos de escucharlos y pasan desapercibidos para nosotros y para los otros animales que tampoco sean capaces de escucharlos.

En lo que se refiere a la intensidad del sonido, en una conversación normal, la voz de una persona es de aproximadamente 60 o 70 decibeles; una persona que grita puede alcanzar los 80 o 90 decibeles. El récord mundial lo posee Jill Drake del condado de Kent, quien logró alcanzar los 129 decibeles, un nivel similar al que se alcanza en un concierto de rock. En seres humanos se encuentra bien documentado a cuantos decibeles se puede dañar el oído. A partir de los 120 decibeles, se considera peligroso y puede haber daño temporal o permanente, dependiendo de qué tan constantemente se encuentre expuesto a estos niveles y la duración de los sonidos. 

¿Qué pasa con los perros? Se encuentra menos estudiado el daño por sonidos fuertes. Algunos perros policías se encuentran constantemente expuestos a sonidos de disparos de armas de fuego, los cuales llegan a ser de entre 144 y 172 dB,[1] lo cual se ha detectado que, a largo plazo, causa daño permanente y pérdida del oído, tanto en humanos como en perros. El ladrido de un perro ronda entre los 70 y 80 dB, pero se ha encontrado que son capaces de superar los 100 dB, por lo que se ha detectado que algunos cuidadores de perros o policías que trabajan y viajan con ellos pueden sufrir daño en el oído.[2]

¿Cuánto ruido produce la pirotecnia?

Dependiendo del artefacto y la distancia, el sonido puede ir de 80 a 150 dB, generalmente por periodos cortos de tiempo. Entonces ¿es el sonido un peligro para tus perros? El daño al oído del perro se encuentra poco estudiado, sin embargo, todo parece indicar que tenemos niveles de tolerancia similares en cuanto a la intensidad del sonido; por lo que, si un sonido es demasiado fuerte para ti, seguramente lo será también para tu mascota.

¿Cuál es el verdadero problema del sonido de la pirotecnia en tus mascotas? 

El estar expuestos a sonidos fuertes, imprevistos y desconocidos puede causar nerviosismo y estrés en los perros. Este estrés se refleja en aumento de la frecuencia cardiaca y aumento en los niveles de hormonas del estrés.[3] Este estrés puede provocar ciertos comportamientos que pueden ser de tipo huir, pelear o esconderse y puede haber diferentes niveles de estrés, incluso llegando a fobias [4].  Algunos perros, como los adiestrados durante la guerra y los perros policías, son entrenados para tolerar estos sonidos sin ponerse nerviosos o estresados. Lo mismo sucede con los perros que viven cerca de hospitales, estaciones de bomberos o cerca del paso del tren: al estar acostumbrados a estos sonidos, pierden el miedo y el nerviosismo.

A lo anterior es necesario añadir el trato sobreprotector de algunos propietarios, quienes con sus excesivos cuidados y mimos refuerzan el comportamiento asustadizo y temeroso de su mascota ante los ruidos fuertes o extraños.

En conclusión, ¿es correcto usar pirotecnia cerca de tus mascotas?

La respuesta sigue siendo: no. No todos los perros se encuentran habituados a estos sonidos. Algunos de los perros no habituados pueden presentar problemas de comportamiento tan simples como temblores, inquietud, ladridos hasta cosas un poco más graves como escaparse (lo que puede provocar accidentes como “atropellamiento”), comportamientos destructivos o agresivos o anorexia. En algunos otros casos, pueden agravarse problemas de ansiedad previos, lo que puede generar otras respuestas fisiológicas crónicas (como problemas cardiacos, vasculares, renales o gastrointestinales). Además del daño ambiental que se provoca con la quema de pirotecnia y las quemaduras que pueden sufrir tanto humanos como perros.

Referencias

1 Schneider, D. C., Foss, K. D., De Risio, L., Hague, D. W., Mitek, A. E., & McMichael, M. (2019). Noise-Induced Hearing Loss in Three Working Dogs. Topics in Companion Animal Medicine, 100362. doi:10.1016/j.tcam.2019.100362 

2 Reid, A. (2004). Dog noise as a risk factor for hearing loss among police dog handlers. Occupational Medicine, 54(8), 535–539. doi:10.1093/occmed/kqh119 

3 Beerda, B; Schilder, M; van Hooff, J; Vries, H. (1997). Manifestation of chronic and acute stress in dogs. Applied Animal Behaviour Science, 52(3-4), 307–319. 

4 Ballamwar, V; Bonde, S; Mangle, N; Vyavahare, S. (2008). Noise Phobia in Dogs. Veterinary World, 1(11), 351-352


Corrección de estilo : Carlos Romero
Revisión Técnica : Belem Isaak Delgado