Según esta creencia, el estado de salud y la enfermedad de una persona se pueden diagnosticar a partir del color, la textura y la ubicación de varias manchas de pigmento en el ojo. Los practicantes de iridología afirman que diagnostican "desequilibrios" que pueden tratarse con vitaminas, minerales, hierbas y productos similares. Algunos también afirman que a través de las marcas de los ojos se puede conocer la historia completa de enfermedades pasadas, así como los tratamientos recibidos (como un expediente médico en una sola mirada). Un libro de texto, por ejemplo, dice que un triángulo blanco en un área determinada indica apendicitis, pero una mancha negra  en el mismo lugar indica que el apéndice fue extirpado quirúrgicamente. En los diagramas de Iridología - de los cuales hay docenas y que son sumamente diversos y poco concordantes en general - varía un poco la ubicación e interpretación de los signos del iris. Algunos iridólogos usan programas de computadora para analizar fotografías de los ojos y seleccionar los productos que recomiendan. La esclerología es similar a la iridología, pero interpreta la forma y el estado de los vasos sanguíneos en la parte blanca (llamada esclerótica) del globo ocular.



Esta tabla de iridología fue desarrollada por un prominente naturópata hace más de 70 años. Relaciona varias manchas en el ojo con aproximadamente 50 partes del cuerpo. El círculo azul más interno en ambos ojos, por ejemplo, se dice que refleja la salud del estómago. Se dice que los cuadrantes superiores representan el cerebro (cerebro y cerebelo) y otras partes de la cabeza.

Los defensores de la iridología atribuyen su desarrollo a Ignatz von Peczely, un médico húngaro que, durante su infancia, accidentalmente le rompió la pata a un búho y notó una franja negra en la parte inferior del iris del búho. Algunos críticos sugieren que von Peczely pudo haber desarrollado su teoría para matar el tiempo durante su tiempo en presidio después de la revolución húngara de 1848. Después de salir de la prisión, supuestamente salvó la vida de su madre con remedios homeopáticos, recordó el incidente del ojo del búho y su teoría,  comenzando a estudiar los ojos de sus pacientes.

Bernard Jensen, DC (1908-2001), el principal iridólogo estadounidense, afirmó que "la naturaleza nos ha dado una pantalla de televisión en miniatura que muestra las partes más remotas del cuerpo por medio de respuestas reflejas nerviosas". También afirmó que los análisis de iridología son "más confiables y ofrecen mucha más información sobre el estado del cuerpo que los exámenes de medicina occidental".

Una organización británica de iridología afirma que existen tres "tipos constitucionales" principales de color del iris:

    1. La constitución de ojos azules ("tipo linfático"), cuyas "tendencias inherentes" incluyen: "Re-actividad del sistema linfático (irritaciones de adenoides y amígdalas, esplenitis, ganglios linfáticos inflamados), apéndice irritado, catarro con exudaciones, eczema, acné, piel seca, caspa, asma, tos, bronquitis, sinusitis, diarrea, artritis, flujo vaginal, irritación ocular, retención de líquidos”.
    2. La "constitución de ojos marrones puros” (" tipo hematogénico "), cuyas "tendencias inherentes" incluyen: anemia, falta de catalizadores (hierro, oro, arsénico, cobre, zinc, yodo), enfermedades de la sangre (hepatitis, ictericia), espasmos musculares, artritis, enfermedad degenerativa crónica, trastornos endocrinos (tiroides, glándulas suprarrenales y hipófisis), trastornos del bazo, pobre drenaje linfático, glándulas hinchadas, Enfermedad de Hodgkin, flatulencia, estreñimiento, tumor de colon, dispepsia, trastornos digestivos con producción enzimática reducida, intolerancia frecuente a la leche de vaca, úlceras, mal funcionamiento del hígado, vesícula biliar y pancreático, diabetes, trastornos circulatorios, autointoxicación.
    3. La combinación de los dos ("tipos mixtos" o "biliares"), cuyas "tendencias inherentes" incluyen: flatulencia, estreñimiento, colitis, hipoglucemia, diabetes, enfermedades de la sangre, cálculos biliares, hígado, vesícula biliar, trastornos biliares y de los conductos biliares, debilidad gastrointestinal con espasmo, fortalezas y debilidades constitucionales hematógenas y linfáticas. [1]

    Russell S. Worrall, OD, profesor clínico asistente de optometría en la Escuela de Optometría de la Universidad de California, Berkeley, ha observado que muchas de las afecciones detectadas por los profesionales de la iridología son "enfermedades" cuya existencia ha sido cuestionada o desacreditada por la ciencia médica. Worrall también señala cómo los diagnósticos espurios de los iridólogos pueden tener graves consecuencias, como lo ilustra el caso de un contador que consultó a un quiropráctico que practicaba iridología:

    Durante el curso del tratamiento se recomendó un análisis del iris. Los resultados indicaron, entre muchos otros problemas de salud, la presencia de cáncer. Abrumado, el paciente pasó el día en tormento. Al no poder consultar a su médico de cabecera... finalmente buscó mi consejo. Tras una larga conversación pude calmar sus temores... Se preguntó cómo una persona inteligente como él podría ser atrapada en una trampa emocional tan profunda por un diagnóstico cómo ese. La historia afortunadamente tuvo un buen final. Sin embargo, el resultado podría haber sido mucho más grave ya que el paciente también padece una afección cardíaca, que curiosamente no se diagnosticó en la evaluación de iridología. [2]

    Las características del iris son relativamente estables a lo largo de la vida [3]. No hay evidencia científica de que cambien cuando cambia el estado de salud de una persona. De hecho, esa estabilidad es la base de la tecnología biométrica que utiliza el reconocimiento del iris para fines de identificación.

    Estudios científicos

    En 1979, Bernard Jensen y otros dos iridólogos fracasaron en una prueba científica en la que tenían que examinar fotografías de los ojos de 143 personas y determinar cuáles tenían alteraciones renales. (Cuarenta y ocho habían sido diagnosticados con una prueba de función renal estándar, los 95 restantes tenían una función renal normal). Ninguno de los tres iridólogos mostró una capacidad superior al  azar para detectar cuáles pacientes tenían enfermedad renal y cuáles no. Por ejemplo, uno de los iridólogos juzgó que el 88% de los pacientes normales tenían enfermedad renal, mientras que otro juzgó que el 74% de los pacientes, tan enfermos como para necesitar diálisis, eran normales [3]. Haga clic aquí para ver un ejemplo de la tabla de iridología de Jensen .

    En 1980, un experto iridólogo australiano fue sometido a dos pruebas. En la primera, examinó fotografías de 15 pacientes que habían sido evaluados médicamente y tenían un total de 33 problemas de salud. El iridólogo no diagnosticó correctamente ninguno de esos problemas. En tres de los casos, mencionó una parte del cuerpo que en efecto había tenido problemas (por ejemplo, dijo "lesión en el área de la garganta" para un paciente cuyas amígdalas se habían extirpado durante la infancia), pero omitió por completo las otras 30 áreas problemáticas e hizo 60 diagnósticos incorrectos. En la segunda prueba, a cuatro personas se les fotografiaron los ojos cuando estaban en buen estado de salud y se los fotografió también cuando informaron que estaban enfermos. El iridólogo realizó un gran número de diagnósticos (incorrectos) de las fotografías iniciales y no pudo identificar con precisión ningún órgano que sufriera cambio alguno en las fotografías tomadas cuando los pacientes tenían un problema de salud. También se le pidió que comparara fotografías de iris de otra persona sana tomadas con solo dos minutos de diferencia. Diagnosticó incorrectamente cinco problemas para la primera fotografía y cuatro incorrectos para la segundo [4].

    A fines de la década de 1980, cinco destacados iridólogos holandeses fallaron una prueba similar, en la que se les mostraron diapositivas en color estéreo del iris derecho de 78 personas, la mitad de las cuales tenían una enfermedad de la vesícula biliar. Ninguno de los cinco pudo distinguir entre los pacientes con padecimiento de la vesícula biliar y las personas sanas. Tampoco estuvieron de acuerdo entre ellos sobre cuál era cuál [5]. Estos resultados negativos, por supuesto, no son sorprendentes, porque no existe un mecanismo conocido por el cual los órganos del cuerpo puedan ser representados o transmitir su estado a partes específicas en el iris.

    En otro estudio, los investigadores tomaron fotografías a color de los ojos de 30 pacientes con colitis ulcerosa, 25 con enfermedad cardiaca, 30 con asma, 30 con psoriasis, y un grupo control con personas sanas de la misma edad y sexo que los pacientes. Las fotografías fueron analizadas por un investigador, tanto manualmente como mediante un programa informático según los criterios generados por los principales iridólogos. Usando cualquiera de los métodos, los iridólogos no pudieron distinguir entre pacientes y sujetos sanos mejor de lo que lo haría alguien eligiendo al azar. Los autores concluyeron que "los análisis de tipo iridológico no ayudan en el diagnóstico de estas enfermedades". [6]

    En 1998, Eugene Emery, un escritor de ciencia para el Providence Journal, puso a prueba la capacidad de dos iridólogos para evaluar su salud, y también su capacidad para identificar las enfermedades que habían sido diagnosticadas en otros ocho pacientes al mostrarles diapositivas de los ojos de dichos pacientes. Ambos iridólogos tuvieron un desempeño muy malo [7].

    En el año 2000, el Dr. Edzard Ernst publicó una revisión sistemática de los artículos científicos publicados hasta ese momento. Dándose cuenta de que ninguno de los estudios "positivos" había sido diseñado adecuadamente, concluyó:

    ¿Podría la iridología hacer algún daño? La pérdida de dinero y tiempo son dos efectos no deseados bastante obvios. La posibilidad de diagnósticos falsamente positivos, es decir, diagnósticos los subsecuentes tratamientos para condiciones clínicas que no existían en primer lugar, parece ser más grave. Sin embargo, el verdadero problema podrían ser los diagnósticos falsamente negativos: alguien puede sentirse mal, acudir a un iridólogo y salir del consultorio creyendo que goza de buena salud. Posteriormente, se puede encontrar que esta persona en realidad tiene una enfermedad grave. En tales casos, se puede perder un tiempo valioso para el tratamiento oportuno (lo que de hecho pone en riesgo vidas) a causa el uso de iridología [8].

    En otro estudio, se les mostró a tres iridólogos y diez estudiantes de optometría diapositivas de iris de color de 30 personas con fracturas de un brazo o una pierna y 30 pacientes control sin antecedentes de traumatismo. Jensen y varios otros iridólogos fueron consultados sobre el diseño del estudio. Ninguno de los participantes demostró una precisión diagnóstica superior al azar [9]. Las fracturas se eligieron como la condición médica para ver si el supuesto hallazgo original de von Peczely sobre el búho con una pierna rota podía reproducirse en humanos.

    En un estudio publicado en 2005 se probó si la iridología podría ser útil para diagnosticar formas comunes de cáncer. Un iridólogo experimentado examinó los ojos de 68 personas que habían padecido cáncer de mama, ovario, útero, próstata o de cólon, y 42 de personas sin evidencia médica de cáncer. Al iridólogo, quien desconocía el sexo o detalles médicos de los sujetos, se le pidió sugerir hasta cinco diagnósticos para cada persona y sus resultados se compararon luego con el diagnóstico médico conocido de cada sujeto. El análisis iridológico diagnosticó correctamente el cáncer en solo 3 de los 68 casos confirmados [10].

    Worrall ha enlistado las formas en que los iridólogos intentan excusar sus fallas:

    Los iridólogos [...] usan un gran número de excusas para racionalizar sus inconsistencias. Unos pueden decir que hacen diagnósticos subclínicos; es decir, afirman reconocer una enfermedad años antes de que haya signos o síntomas. Otros pueden afirmar que usan la iridología para evaluar la constitución física de un sujeto o su susceptibilidad a las enfermedades. Otros pueden disputar las pruebas médicas usadas para confirmar un diagnóstico médico y cuestionar la existencia de la enfermedad. Otros pueden diagnosticar trastornos hipotéticos e imaginarios usando términos como asentamiento tóxico, debilidad crónica o falta de actividad de un órgano o sistema. Estas vagas caracterizaciones del estado de salud de un sujeto contrastan con los detalles contenidos en los diagramas del iris son difíciles de comprobar [9].

    Desilusión

    El herbolario Michael Tierra describió cómo se desilusionó de la iridología. Después de hacer varias observaciones, dejó de usarlo pero aún esperaba que se probara que tenía algún valor. Después, sin embargo:

    Se presentó un colega más joven completamente equipado con el equipo de iridología especializado más más moderno y dijo que quería ofrecer lecturas de iridología en mi clínica y seguir el curso de mis pacientes durante un período de seis meses.

    Dado que para la mayoría de nosotros y mis pacientes seis meses es un período bastante largo, hubo una gran oportunidad para que muchos de ellos pasarán por una variedad de cambios relacionados con la salud. Algunas personas se recuperaron y se enfermaron nuevamente con el mismo conjunto de síntomas o tal vez con uno diferente de síntomas, otros sufrieron lesiones u operaciones. Todos tuvieron sus iris fotografiados y estudiados repetidamente por mi colega y también por mí mismo. ¿Dónde estaba el búho de Peczely o las marcas que afirmaba observar en pacientes de aquel hospital húngaro del siglo XIX? ¿Dónde estaban las finas líneas blancas de curación que se suponía que unieran las pequeñas lagunas oscuras correspondientes a la curación de las operaciones y lesiones de diferentes partes del cuerpo?

    Nuestra conclusión después de seis meses: mi colega, tratando de aferrarse a la rápidamente desvaneciente creencia en la validez de la iridología, tímidamente y algo culpable, vendió su cámara a otro aspirante a entusiasta de la iridología. Enterré mi lupa de iridología oficial en una caja en un área oscura, esperemos que olvidada pronto, en el armario de mi oficina, donde debo confesar que aún permanece después de más de 15 años, pero sin abrir [11].

    Otro ex-iridólogo, Joshua David Mather Sr., escribió un relato detallado sobre el origen y el fin de sus creencias. Comenzó a estudiar iridología a los nueve años cuando su padre se hizo practicante. Lo abandonó a los 25 años, después de examinar las fotografías Polaroid de muchos pacientes y descubrir que, aunque sus síntomas a menudo mejoraban, las marcas en sus ojos nunca cambiaban [12].

    La conclusión

    La iridología no tiene sentido anatómico o fisiológico. No es que sea simplemente inútil. Los diagnósticos incorrectos pueden asustar innecesariamente a las personas, hacerlas gastar grandes sumas de dinero en busca de atención médica para condiciones inexistentes, o alejarlas de la atención médica que sí necesaria cuando se pasa por alto un problema real.

    Algunos distribuidores del tipo multinivel están utilizando la iridología como base para recomendar suplementos dietéticos y/o hierbas. Cualquier persona que hace esto sin ser un profesional de la salud sería culpable de practicar la medicina sin una licencia (usurpación de funciones), lo que es además una violación a la ley.

    Referencias

    1. About iris constitutions. Guild of Naturopathic Iridologists International Web site, accessed August 20, 2004.
    2. Worrall RS. Iridology: Diagnosis or delusion? Skeptical Inquirer 7(3):23-35, 1983.
    3. Mehrotra H and others. Does iris change over time? PLOS One 8(11):e78333, 2013.
    4. Simon A and others. An evaluation of iridology. JAMA 242:1385-1387, 1979.
    5. Cockburn DM. A study of the validity of iris diagnosis. Australian Journal of Optometry. 64:154-157, 1981.
    6. Knipschild P. Looking for gall bladder disease in the patient’s iris. British Medical Journal 297:1578-1581, 1988.
    7. Buchanan TJ and others. An investigation of the relationship between anatomical features in the iris and systematic disease with reference to iridology. Complementary Therapies in Medicine 4:98-102, 1996.
    8. Emery CE. Iridology: Do the eyes have it? Nutrition Forum 6:5-6, 1989.
    9. Ernst E. Iridology: Not useful and potentially harmful. Archives of Ophthalmology 118:120-121, 2000.
    10. Worrell R and others. Iridology: Diagnostic validity in orthopedic trauma. The Scientific Review of Alternative Medicine 6:63-67, 2002.
    11. Münstedt K and others Can iridology detect susceptibility to cancer? A prospective case-controlled study. Journal of Alternative and Complementary Medicine 11;515-519, 2005.
    12. Tierra M. A comparative evaluation of diagnostic systems used in herbal medicine. Accessed Dec 23, 1998.
    13. Mather JD. Confessions of a former iridologist. Quackwatch, Sept 10, 2004.

    Por Stephen Barret. revisado en  9, 2015 , publicado originalmente en Quackwatch;
    Iridology Is Nonsense