Uno de los argumentos usados ocasionalmente en apoyo de los enfoques "alternativos" para la medicina humana es la observación de que la medicina "alternativa" se usa (con éxito anecdótico) en animales y, dado que los animales no saben nada del tratamiento que reciben, entonces los enfoques alternativos deben trabajar a priori. La falacia de tal observación es, por supuesto, bastante obvia para cualquier persona de espíritu lógico/escéptico, pues asume que las terapias sí funcionan, aunque hay poca evidencia de ello.

Sin embargo, resulta claro que algunas personas perciben que las terapias funcionan, incluyendo veterinarios: existen veterinarios acupunturistas, quiroprácticos, homeópatas, etc., etc. Hay muy poco apoyo científico para la idea de que esas terapias de verdad tengan un efecto clínicamente significativo en los procesos biológicos, incluidos los procesos que dan como resultado una enfermedad, por lo que surgen dudas sobre la existencia de otros efectos de los tratamientos "alternativos" en los animales. Específicamente, algunas personas se preguntan si los animales se benefician o no de los efectos placebo.

Una discusión completa de los efectos placebo sería tema para otro blog, o varios otros blogs. Independientemente de si existen o no efectos placebo en la medicina humana, hay poca evidencia de que existan en los animales.(1) En general, para que ocurra una respuesta al placebo, es necesario que el paciente en tratamiento reconozca que hay un esfuerzo intencional de tratarlo. Al parecer los animales carecen de la capacidad de comprender tales intenciones, aparte de que no les guste una intervención determinada. Es por ello que los animales no pueden participar en experiencias generadoras de placebo. Así, por ejemplo, no podría uno sugerirle de manera racional a un perro que una terapia en particular puede ayudarle a mejorar, o que resultó beneficiosa por ser "natural". Probablemente no se le hablaría con elocuencia a un caballo sobre una terapia determinada que pudiese ofrecerle alguna esperanza de recuperación. Ninguno de los dos entendería.

Sin embargo, hay muchas explicaciones para explicar un efecto similar al placebo en los animales. Por ejemplo, el condicionamiento. La teoría del condicionamiento propone que se producen cambios corporales como resultado de la exposición al estímulo que previamente produjo dichos cambios. Ésta es quizá la explicación intuitivamente más aceptable para cualquier efecto placebo en animales. De hecho, los estudios en animales apoyan este modelo para los efectos placebo, comenzando con las primeras descripciones de Pavlov sobre perros salivando.(2) Hay estudios en humanos y en animales que respaldan la idea de que las respuestas al placebo se explican en parte por el condicionamiento.(3) Dado que el condicionamiento requiere aprendizaje, es de esperarse que las visitas repetidas a un profesional (de cualquier especialidad) aumenten la fuerza de asociación entre un estímulo aprendido y la respuesta (buena o mala) en los animales. Hay numerosos ejemplos de perros que tiemblan de miedo cuando son llevados a una clínica veterinaria. Por otro lado, un perro que disfruta ser tratado en un ambiente calmante puede, en apariencia, experimentar alivio de una condición crónica: a medida que aprende a asociar sus visitas con el trato reconfortante, pueden producirse efectos de acondicionamiento. Esto ciertamente podría explicar de manera razonable los supuestos efectos placebo en animales. Sin embargo, actualmente no hay evidencia alguna que respalde la hipótesis de que el condicionamiento pueda provocar efectos curativos o terapéuticos de manera confiable.

La teoría de la expectativa propone que se pueden producir cambios corporales en la medida en que la persona que recibe la terapia espera que los mismos ocurran. Existe una superposición considerable entre la expectativa y el condicionamiento, porque el aprendizaje es una de las formas principales en que se forman las expectativas. Las terapias pueden aliviar estados mentales adversos (en humanos) en la medida en que se espere de ellas alivio de la enfermedad, o al menos una sensación de control (para el cliente y/o el veterinario) sobre el proceso de la enfermedad. Ciertamente, en los seres humanos, las terapias que ayudan a restablecer el control del paciente pueden provocar efectos terapéuticos, al menos a corto plazo, pero hasta ahora no se han realizado estudios que investiguen el modelo de expectativa en animales. Sin embargo, si los animales pudieran formar una asociación entre las señales relacionadas con el tratamiento (la atención y el manejo recibidos, la forma en que se comporta su dueño cuando el animal está recibiendo tratamiento) y el alivio de su angustia, podrían desarrollarse expectativas de los efectos del tratamiento, tanto por parte del animal como del dueño.

Hay un buen cuerpo de investigación que demuestra que el contacto humano tiene efectos medibles en los animales. Por ejemplo, las caricias de seres humanos reducen la frecuencia cardiaca en perros(4) y caballos,(5) y causan cambios vasculares importantes en perros.(6) El manejo delicado aumenta la productividad en novillas lecheras(7) y la eficiencia reproductiva en cerdas.(8) Por lo tanto, es plausible que el contacto humano-animal juegue un papel importante en las respuestas observadas a las intervenciones terapéuticas. Para tomar un ejemplo “alternativo”, se ha demostrado que, cuando se trata de aliviar los síntomas de enfermedad crónica de las vías respiratorias, un solo tratamiento de acupuntura es tan efectivo como acariciar a un caballo; es decir, no hay un efecto demostrable de la acupuntura, más allá de la simple manipulación.(9) Por otro lado, la manipulación también puede ser estresante para los animales, por lo que las respuestas a la misma no son necesariamente beneficiosas. Aun así, no hay duda de que el contacto humano puede conjurar respuestas en los animales, y los animales pueden comportarse de manera muy diferente cuando no se les observa. Sin embargo, no hay que confundir esto con el efecto placebo.

David Ramey, 25 de octubre de 2008

Articulo publicado originalmente en Science Based Medicine

Is There a Placebo Effect for Animals?

"Traducción de Samantha McDermott, con permiso del autor"